Todos compartimos la necesidad humana de dormir, ese sueño reparador de nuestra existencia diaria, que nos permite relajarnos y recargar fuerzas para levantarnos cada día. En esta exposición el sueño se convierte en un punto de encuentro, de volver a la más pura esencia de uno mismo. Pero aquí no se habla únicamente del propio acto de dormir, sino del sueño en el que hemos entrado en esta sociedad tecnológica moderna, y del que es difícil despertar. Esas redes invisibles que están para conectarnos virtualmente con los otros, al mismo tiempo nos atrapan y nos sumen en un sueño que no repara, sino anestesia. Esa pantalla nos atrapa cada noche y nos impide entrar en nosotros mismos, duerme nuestros criterios y experiencias personales. Te invito a reflexionar en el transcurso de esta exposición, a detenerte en un cuadro el tiempo que consideres necesario, a recuperar la habilidad de pararte a observar, que parece que hemos perdido en la era de la sobreexposición de imágenes en las redes sociales.
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